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Hablamos con Miguel Ángel Font Bisier, director de cine y creador multidisciplinar. Destacar entre sus múltiples facetas, su investigación y desarrollo del cine inclusivo: es un pionero en el ámbito, con un trabajo muy interesante.

Me llamo Miguel Ángel Font Bisier y mi historia comienza cuando, con tres años, entré por primera vez en una escuela de música. Desde entonces, las artes han formado parte de mi vida. Hasta que cumplí los dieciocho años, el violín fue mi foco de trabajo: mi conexión con el arte y la cultura. Luego comencé a estudiar Audiovisuales y cambié esa parte musical por el mundo del cine, que también me había acompañado siempre. Así pues, decidí dedicarme al audiovisual, y llevo más de 15 años trabajando como director, guionista y editor. Este camino profesional me ha llevado a un destino muy particular, y actualmente me dedico al cine inclusivo. También he añadido a mi currículum la labor de investigación y sobre todo, la de divulgación y docencia con el objetivo de explicar cómo compartir la cultura y el arte con un público mucho mayor.

¿Cuándo y por qué comienzas a trabajar en la realización audiovisual? ¿Cómo comenzaste en el mundo del cine?

Cuando terminé el colegio entré en la carrera de Audiovisuales. Desde entonces, me puse como meta que, cada año de la carrera, grabaría distintos proyectos por mi cuenta. La música siempre me ha encantado, pero el cine me daba la posibilidad de ampliar mis capacidades creativas a un nivel mayor.

La música siempre me ha encantado, pero el cine es un arte multidisciplinar y que engloba todo, me daba la posibilidad de ampliar mis capacidades creativas, a un nivel mayor. Ya no solamente es el audio, es el audiovisual, como un viaje con los sentidos.

Además, el mismo año en el que comencé con la licenciatura, se lanzó la plataforma Youtube. Como creador, aquella nueva ventana me facilitó mucho la visibilización de mis vídeos. Tenía la posibilidad de compartirlos sin moverme de casa, y también de disfrutar de los proyectos que otras personas subían a sus canales desde otras partes del mundo. Contacté con algunos creadores, generamos redes y sinergias que luego derivaron en proyectos conjuntos más potentes o con efectos especiales más complicados.  Proyectos que, al final, nos han llevado a festivales de todo el mundo, y a profesionalizarnos más.

Tus investigaciones y desarrollo sobre cine inclusivo, es muy innovador y necesario, ¿por qué te especializaste en esto?

Cuando terminé la carrera, continué con la tradición de lanzar un par de proyectos personales por año. Así, entre 2010 y 2014 lancé distintas propuestas de ficción: algunos fashion film, cortometrajes de terror, videoartes y una experiencia de cine a través de los cinco sentidos que llevaba por nombre “XMILE”. Dicho cortometraje ofrecía experiencias multisensoriales durante la proyección, lo cual resultó ser la chispa que me llevó al mundo de la accesibilidad artística y de la inclusión cultural: con el sentido del olfato, del tacto o del gusto las personas con discapacidad sensorial podían acceder a partes de la película que normalmente se pierden. 

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Esto me resultó muy interesante, e indagué para encontrar más información sobre cómo estos colectivos disfrutan de una película. Conocí lo que es una audiodescripción, el subtitulado accesible, aprendí lengua de signos… Afortunadamente, tuve apoyo de un buen número de instituciones y entidades, que me recomendaron que fuera yo mismo el encargado de realizar las audiodescripciones y subtitulados de mis proyectos audiovisuales. De esa forma, me conciencié sobre la realidad del precario acceso que tienen estas personas al mundo del arte en general y al del cine en particular. 

Poco a poco, me di cuenta del potencial —ya no solo social, sino también creativo— de la accesibilidad, y me hice la siguiente pregunta: ¿puede la accesibilidad servir como recurso creativo para un artista o para un director de cine?  Navegar en esta dirección me encantó y disfruté mezclando mi faceta más de creador audiovisual con esas herramientas que me permitían abrir el cine a un público mayor.

Además, la audiodescripción y el subtitulado ofrecen posibilidades más allá del acercamiento de las personas con discapacidad a la cultura; en algún momento, una persona sin discapacidad también puede necesitarlas. Por ejemplo, cuando vamos al gimnasio, en tren… ¡por eso han de estar implementadas en el ADN de la producción y no considerarse un añadido final!

¿Cómo es tu proceso de trabajo a la hora de abordar un cortometraje o película?

Mi método a la hora de abordar un trabajo audiovisual es muy clásico. Me gusta trabajar de ese modo, porque es una forma ya muy consolidada y me permite integrar el proceso inclusivo desde la creación del propio guion del proyecto sin dar demasiados quebraderos de cabeza al resto del equipo de la producción.

En tus películas se potencian todos los sentidos, ¿cómo reacciona el público en general?

En un gran porcentaje, tenemos una respuesta muy positiva. No obstante, también nos gusta escuchar todo tipo de críticas. Al fin y al cabo, nuestra meta es que cada vez sea más gente la que tenga una opinión en cuanto a la película, y enriquecernos gracias al intercambio de ideas. ¡De ahí la incorporación de medidas de accesibilidad!

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Intentamos trabajar para que todos los espectadores tengan la misma experiencia, a través de sus formas de comunicación y acceso particulares.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?

Debido a la situación global en cuanto al Covid, últimamente me he dedicado más a escribir libros. He escrito un libro de ficción, “Un confinamiento de cuentos” que también tiene pautas de inclusión. Por otro lado, he escrito dos manuales. Uno trata sobre cómo llevar la accesibilidad a los centros educativos. Ya se utiliza como material didáctico dentro de lo que es el CEFIRE de educación inclusiva.

El segundo manual lo acabo de lanzar y se llama “Viaje al corazón de un cuadro”. Es una guía en la que se ofrecen buenas prácticas y recomendaciones para describir imágenes fijas —obras de arte, planos, posters…— de modo que las personas con discapacidad visual puedan llegar a disfrutarlas.

En audiovisuales estoy metido en varias cosas que todavía no puedo desvelar, pero sí te avanzo que no tardaré en estrenar algún proyecto que me hace mucha ilusión.

¿Qué consejo le darías a un joven realizador?

Me permitiría decirle lo siguiente: a día de hoy, el conocimiento específico está bien, pero hay que intentar saber más de una cosa para llegar a una perspectiva laboral más amplia.

Por otro lado, si vas a dedicarte al mundo audiovisual tienes que saber hablar el lenguaje de todos los equipos implicados, porque de esa manera se logra un ambiente de trabajo más interesante y enriquecedor.

Para terminar, aprende y empieza a incorporar dentro de tus procesos de trabajo las herramientas de accesibilidad. Así, tus creaciones las verá más gente, y será una forma de diferenciarte en el ámbito audiovisual.La inclusión cultural es una apuesta de futuro y, si te familiarizas con ella, seguramente te pase como a mi, que acabarás enamorándote y rodando más proyectos.

Si quieres saber más sobre el trabajo de Miguel Ángel Font Bisier y sobre el cine inclusivo, te dejamos su web:

https://www.micineinclusivo.com/