Desde hace unos años, cada vez es más común escuchar la palabra “sublimación” entre las técnicas de impresión modernas más comunes que podemos encontrarnos en el mercado. Esto no siempre ha sido así, y el avance de esta técnica, ha supuesto una revolución en el mundo de la personalización, no sólo textil, sino de un gran número de materiales como pueden ser cerámica, metal, y otro tipo de materiales que están pre-tratados con una base de polímero para convertirlos en “sublimables”.

¿Qué es Sublimación?

Pero para entender esto, antes debemos entender qué es la sublimación.

Proviene de la palabra “sublimatio”, que se traduce como “elevación”. Es proceso que consiste en el cambio de sólido (impresión sobre papel) de la tinta, al cambio gaseoso (transferencia mediante una temperatura concreta) sin pasar por el estado líquido.

La técnica de sublimación, es una técnica de impresión digital, puesto que el diseño pasa a ser impreso directamente en un plotter o impresora con tintas específicas para sublimación. Es decir, no existe una forma impresora entre el proceso de diseño y el de impresión. La tinta pasa directamente al papel, pretratado específicamente para esta técnica. Seguidamente, esta impresión es transferida al soporte a través de un planchado o calandrado (en función de su formato), que aportará presión y calor para realizar el proceso de sublimación, a una temperatura de 210º Celsius y con una exposición de tiempo que se verá incrementada o reducida en función del tipo de soporte a sublimar, oscilando entre los 30 y 180 segundos normalmente.  

Breve historia de la Sublimación

El primer sistema de sublimación nace en los años 70, de la mano de Wes Hoekstra. Él fue el que desarrolló el primer sistema de sublimación por ordenador a través de unas cintas recubiertas con “partículas de sublimación” que eran alimentadas a través de impresoras matriciales. Así es como se produjeron las primeras transferencias de tinta monocromática al soporte directamente.

Con el paso de los años, esta técnica ha evolucionado a pasos agigantados, siendo hoy posible imprimir a todo color desde una impresora de escritorio de formato doméstico hasta plotters de varios metros de anchura.

Ventajas y desventajas de elegir sublimación

Una de las principales desventajas de las técnicas de impresión tradicionales, es el elevado coste de las formas impresoras, lo que hacía imposible, o exageradamente caro el poder personalizar productos.

Con la sublimación, esto es posible, ya que, al no tener una forma impresora entre el proceso de diseño y el proceso de impresión, abarata muchísimo el coste de la producción del estampado.

Esto ha supuesto un cambio radical en la fabricación de ciertos productos, como equipaciones deportivas, accesorios personalizados, vajillas, decoración textil para el hogar, etc. Ya que permite la producción bajo demanda, es decir, no hace falta un pedido mínimo para que el costo de producción salga rentable.

Como principal desventaja de esta técnica tan versátil, destacaremos que actualmente, aún se encuentra limitada a ciertos soportes. Por ejemplo, para la sublimación textil, serán necesarios tejidos que estén compuestos en gran porcentaje por poliéster, es decir, está limitada a fibras sintéticas, ya que, en las fibras naturales como el algodón, no se puede realizar esta técnica.

Por suerte, en el mercado cada día avanzan más y se consiguen fibras sintéticas de apariencia de fibra natural, como por ejemplo el poliéster tacto algodón.

Personalizar nunca fue tan fácil

Años atrás, las empresas que ofrecían este servicio eran muy limitadas, ya que esta técnica se utilizaba esencialmente en la producción de rapport o patrones de estampación repetitivos para producir largos rollos de tela que después pasaban a ser parte de prendas de vestir, o de decoración. Principalmente estas empresas estaban ubicadas en la zona de Cataluña.

Actualmente, la sublimación como técnica de impresión, se ha extendido a lo largo de toda la Península, siendo posible encontrar empresas que personalizan productos a través de la sublimación en prácticamente cualquier ciudad.

Por ello, ahora más que nunca, es muy fácil conseguir productos personalizados a un precio asequible a cualquier bolsillo.

¿A quién no le gusta tener algo 100% único y exclusivo?