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“El fotógrafo implica apoderarse de las subjetividades, imaginarlas a partir de la propia, formar una imagen real de esas otras posibles. El fotógrafo imagineriza el mundo convirtiéndolo en su imaginario.”

Ambroise, Claude. Cartier-Bresson: Las fotos. Sartre: las palabras. Giacometti: en referencia. Ensayo procedente de Las palabras y las fotos. Literatura y fotografía. Editorial La Fábrica, 2009.

Henri Cartier – Bresson (1908 – 2004), fotógrafo francés, que fue para muchos el padre del fotorreportaje. Fue cofundador de la Agencia Magnum. “Atrapar el instante decisivo” era la esencia de su trabajo.

Aunque lo situamos en el fotorreportaje, Cartier – Bresson es uno de los fotógrafos que sienta las bases de la fotografía creativa, y también de la foto en general. En muchas de sus fotos, encontramos instantes creativos en los que juega con la escena encontrada para transmitir significados.

“Para mí, la cámara es un cuaderno de dibujo, un instrumento de la intuición y la espontaneidad en términos visuales, el maestro del instante, que te preguntas y te decides al mismo tiempo. Con el fin de «darle un sentido» al mundo, es necesario sentirse implicado en lo que encuadras a través del visor. Esta actitud requiere concentración, disciplina mental, sensibilidad y un sentido de la geometría. Por economía de medios es por lo que se llega a la simplicidad de expresión.

Para tomar una fotografía hay que contener la respiración en el momento cuando todas las facultades convergen en esa apariencia de huida de la realidad. Ese momento del dominio y la captura de la imagen se convierte en un gran gozo físico e intelectual.

Tomar una fotografía significa reconocer simultáneamente y en una fracción de segundo tanto el hecho en sí y la organización rigurosa de las formas percibidas visualmente que le dan sentido. Es poner la cabeza, uno de los ojos y el corazón en el mismo eje”.   

Henri Cartier-Bresson. Fuente: artespacioycontenido.com

 

¿Cómo empezó en la fotografía Cartier – Bresson?

Antes que fotógrafo, Cartier – Bresson experimentó con la pintura, pero fue en un viaje a Costa de Marfil, en 1931, el que cambiaría los pinceles por la cámara. En dicho viaje, fue como cazador, pero a su vuelta contactó con fotógrafos que habían estado en aquel territorio. En concreto, conoció a Martin Munkácsi y le mostró su obra. La obra de este fotógrafo le impulsó a probar la fotografía.

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Utilizaba una cámara Leica, y fue su gran compañera durante 40 años en los que inmortalizó los momentos más decisivos de su tiempo. Retrató momentos tan importantes como: la coronación de Jorge VI de Inglaterra, la Segunda Guerra Mundial, los primeros momentos del cine, el funeral del Ganchi, entre otros. Y retrató a personajes como Picasso, Matisse, Edith Piaf, etc.

Sus fotos se caracterizan por capturar no sólo aquellos momentos históricos, si no, el contexto social y ambiental, consiguiendo también retratar la magia o misterio del instante.