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¿Decoración o Interiorismo?, ¿cuál es la diferencia?. Estas son preguntas que habitualmente nos planteamos si queremos dedicarnos al mundo del interiorismo. La diferencia puede ser mínima a veces, y encontramos muchos elementos comunes entre ambas; pero la respuesta es que no son lo mismo.

Es muy habitual confundir el interiorismo con la decoración, y aunque oficialmente se consideran dos disciplinas distintas, lo cierto es que aunque hay divisiones entre ambas, están muy ligadas entre ellas. Por esta razón, lo normal es que los decoradores entiendan de Interiorismo y los interioristas de Decoración. 

Desde la antigüedad, el ser humano ha sentido la necesidad de disponer de un hogar cómodo, adaptándolo en función de sus propios gustos. Así que cuando queremos cambiar nuestro entorno y conseguir una casa funcional, moderna y cómoda, es importante disponer del asesoramiento de profesionales que nos faciliten elementos e ideas que normalmente se nos pasarían desapercibidos. Pero, para realizar estos cambios, ¿qué necesitamos?, ¿un interiorista o un decorador? Bien, dependerá del tipo de cambio qué queramos hacer, porque el interiorista crea los espacios y el decorador interviene sobre espacios ya creados. Aunque ambos, por definición, están preparados para mejorar las cualidades y funciones de un espacio interior.

Diferencias entre el Interiorismo y la Decoración.

El interiorista trabaja para buscar la mejor solución que permita conseguir un entorno habitable, valorando no solo la estética, sino también la funcionalidad, y ofreciendo soluciones prácticas sobre la modificación y la distribución de los espacios, cambiando toda la imagen del lugar. Puede modificar las instalaciones, elegir nuevos materiales, cambiar la distribución moviendo y eliminando paredes, es decir, no trabaja sobre el espacio que se encuentra, crea un espacio nuevo. Se podría decir, que el Interiorismo es un lugar intermedio entre la Arquitectura y la Decoración. 

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Aunque en ocasiones se confunden con un arquitecto, hay que tener claro la diferencia entre ambos: el interiorista se dedica al interior de los espacios, y los arquitectos a crear los exteriores (la construcción del edificio). Pero en casi todos los proyectos de interiorismo, el interiorista involucra habitualmente a un arquitecto desde el principio, para garantizar la viabilidad de todo el proyecto. El interiorista deberá valorar las necesidades de sus clientes y hacer propuestas que unifiquen la versatilidad de otras áreas técnicas como instalaciones, materiales, estructuras, etc…, facilitando el desarrollo de todo el proyecto y siendo el encargado de valorar los presupuestos de todo el conjunto.

El decorador se dedica a vestir un espacio ya creado. Estudia la luz, la colocación de los muebles y demás elementos, así como los materiales y tejidos existentes. El decorador interpretará estos entornos y les dará forma para reflejar un estilo, en función de las demandas del cliente y del proyecto. 

Su función consistirá en cambiar este espacio, reorganizándolo y consiguiendo un mejor aprovechamiento a través de los colores, las texturas, la luz, los materiales y el amueblamiento del lugar. 

Una misma finalidad.

En definitiva, vemos que aunque el destino final es el mismo, maximizar las posibilidades de un espacio, potenciando las ventajas y disimulando o eliminando las desventajas, el interiorista y el decorador no trabajan con los mismos materiales ni de la misma forma. Tal vez parezca una cuestión de tecnicismos, pero como habrás podido comprobar, si existe una diferencia entre ambas, aunque la mayoría de las veces encontramos que los profesionales del sector aúnan las dos disciplinas en la misma persona.   

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